El pasado viernes 16 de agosto un nuevo sindicato de profesores de la UNAM obtuvo su registro oficial ante la Secretaria del Trabajo y Previsión Social, se trata del Sindicato Independiente de Trabajadoras y Trabajadores Académicos de la UNAM (SITTAUNAM), esto tras años de lucha y organización de profesoras y profesores de diversas escuelas y facultades.
La formación de este nuevo sindicato en la Universidad abre la posibilidad para avanzar en mejorar las condiciones de trabajo de miles de profesoras y profesores universitarios que, pese a tener sobre sí una de las tareas fundamentales de la universidad, hasta la fecha sobreviven en condiciones de bajos salarios y precariedad laboral.
La desigualdad en los ingresos es un problema que afecta al conjunto de la sociedad mexicana, por ejemplo, para 2014 México era el segundo país más desigual dentro de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico), sólo superado por Costa Rica. Dentro del territorio nacional Carlos Slim concentraba, en 2018, la misma riqueza que la mitad más pobre de la población.
La desigual distribución salarial dentro de la UNAM no es diferente, la inmensa mayoría de las y los profesores reciben salarios miserables mientras unos pocos burócratas que incluyen directivos y altos funcionarios reciben la mejor tajada del presupuesto; por ejemplo, el abogado de la UNAM mantiene para este año un ingreso mensual de poco más de 158 mil pesos mientras que un profesor de asignatura percibe entre 3 mil y 10 mil pesos. Al respecto cabe insistir que la inmensa mayoría de los profesores de la Universidad son profesores de asignatura. De poco más de 50 mil nombramientos académicos, más de 32 mil son profesores de esta categoría, es decir, maestros y maestras que perciben su salario según las horas que son capaces de dar clase frente a grupo y que como ya dijimos llega en el mejor de los casos a los 10 mil pesos al mes.
Para completar el cuadro habrá que insistir que los profesores de carrera sólo representan alrededor del 10% del total de nombramientos académicos y que junto con una casta privilegiada de investigadores perciben un mayor salario, mismo que varía entre 30 mil y 125 mil pesos al mes, cifras que sólo se perciben onerosas en comparación con los bajos salarios de la mayoría pero que en sí mismas tampoco resultan excesivas si lo que se pretende es tener un salario que alcance para tener una vida digna.
Esta desigualdad en los salarios es una de las caras de la precarización laboral a la que se enfrenta la inmensa mayoría de nuestros maestros y maestras en la UNAM, el marco se completa con pésimas condiciones laborales, entre las que sobresalen la nula estabilidad en el empleo y la excesiva carga de trabajo.
Esta situación, han reconocido los profesores, es fruto de la aplicación de un modelo de universidad y de un proyecto de país claramente neoliberal, en el que la educación es una mercancía más y el trabajo académico debe ser precarizado como cualquier otro. Este modelo se ha construido no sólo por las definiciones de los gobiernos en turno y mediante la aplicación de las políticas de deshomologación salarial que vieron la luz desde los años ochenta, y los sistemas de becas y estímulos que han desgastado la labor docente al tiempo que generan desigualdad y promueven el trabajo a destajo. Dicho modelo también es responsabilidad de una estructura de gobierno universitario profundamente autoritaria y antidemocrática, misma que ha hecho posible, una tras otra, modificaciones legales y estatutarias que hoy día dibujan el marco regulatorio para la precarización y la superexplotación del trabajo académico universitario. Es por esta situación que las y los profes del SITTAUNAM tienen claro que su lucha es también por la democratización de la Universidad y por un proyecto de país que en verdad deje atrás el neoliberalismo.
El nuevo sindicato nacido de la lucha, la organización y la reflexión desde abajo nace independiente del Estado y demás organismos del sistema de dominación mexicano, por lo que representa una ínsula en el nuevo escenario nacional signado por la hegemonía del nuevo gobierno y sus políticas de continuidad neoliberal, gobierno que de ser consecuente con su discurso transformador y popular deberá escuchar las demandas de incremento salarial y de mejora de las condiciones de trabajo de los profesores universitarios.
En definitiva el nuevo sindicato representa una nueva opción organizativa para aquellos profesores y profesoras que, como se dice en los estatutos del SITTAUNAM, estén dispuestos a dar la batalla por:
“[…] el reconocimiento, mejoramiento y defensa del personal académico, de las condiciones de trabajo, por un salario justo, estabilidad del empleo, formación docente, condiciones para ejercer de la mejor manera la actividad académica, enmarcando nuestra lucha en la democratización de la UNAM, que a su vez es parte de la lucha general contra la explotación y por emancipar a la humanidad de toda relación de opresión y dominación.”
Desde esta pequeña trinchera enviamos un saludo combativo a las y los profes de nuestra universidad, que una vez más nos dan lecciones de dignidad. ¡En horabuena y adelante!