El pasado 1º de Julio del año 2020, una comisión del Movimiento de Aspirantes Excluidos de la Educación Superior (MAES) presentó una queja ante la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH). Ante esta instancia el MAES denunció la sistemática violación a los derechos humanos de la que son víctimas los aspirantes al nivel superior de la educación.
El edificio de la CNDH está ubicado sobre la lateral de Periférico Sur a la altura del entronque con la Supervía Poniente, ahí llegaron jóvenes del MAES, que en un abrir y cerrar de ojos montaron mesa, sillas y lona, lo necesario para llevar a cabo una transmisión en vivo hacia el resto de sus compañeros, quienes a través de internet participaron en la transmisión conjunta usando cubrebocas con mensajes de denuncia a los exámenes de admisión. Uno de los mensajes resume en forma precisa la queja interpuesta: Exámenes estandarizados = Discriminación.
Desde el año 2006, miles de jóvenes se han movilizado con el MAES para hacer válido su derecho a la educación. Además de hacer marchas, plantones, performances, el MAES ha evidenciado ante las autoridades educativas que los exámenes de admisión que se realizan en muchas universidades públicas son en realidad un mecanismo de selección que filtra acorde a una reducida capacidad numérica en las instituciones de educación superior públicas, y que se oculta tras la cara de un examen que dice evaluar los conocimientos de los aspirantes. Lo que falta no son conocimientos en los estudiantes, sino lugares en las escuelas.
A lo que se suma la denuncia, también hecha desde el 2006 por el MAES, de que la repartición de los pocos lugares disponibles en las universidades públicas se hace a través de un examen estandarizado cuyo diseño discrimina a determinados aspirantes. La denuncia que hacen es una meticulosa exposición de los elementos que evidencian el carácter discriminador de los exámenes estandarizados de opción múltiple. Esta queja presentada ante la CNDH [1] nos muestra cómo históricamente las personas de sexo femenino son peor evaluadas respecto a las personas aspirantes de sexo masculino, problemática poco evidenciada incluso dentro del movimiento feminista; además señalan que son los jóvenes de clases populares quienes más obtienen resultados excluyentes.
Como bien lo señala el MAES, los exámenes de admisión de este estilo y en particular los que se practican en el Instituto Politécnico Nacional (IPN) y la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), son exámenes discriminatorios ya que dan un trato diferente y perjudicial a sus aspirantes por motivos de sexo y extracción social, al ser estos exámenes implementados por instituciones públicas, es el Estado mismo quien está coartando el derecho de los aspirantes a no ser discriminados.
Es esto lo que esta comisión del MAES denunció ante un público virtual, un par de corresponsales de medios de comunicación y uno que otro peatón que transitaba por la ruidosa banqueta al frente de la CNDH, pero por sobre todo, en medio de la pandemia mundial causada por la Covid-19 que no hace más que recrudecer la exclusión de los siempre excluidos, como bien señalan en su pronunciamiento
“[…] para algunos y algunas de nosotros, salir de casa y abordar el transporte público, hacinados y tratando de aguantar la respiración, no es una experiencia nueva, pues mientras un sector de la población ha podido quedarse en casa, nosotros, las y los excluidos de siempre, hemos tenido que salir a trabajar todos los días, igual que nuestras familias, para garantizar nuestra subsistencia”.
Quizá cabe muy bien aquí una adaptación a la frase de un cartel fotografiado al calor de las movilizaciones en contra del racismo en Estados Unidos “No puedo creer que aún tenga que protestar por esta _____” omitiremos la palabrota por respeto al lector[2], nosotros decimos:
¡No podemos creer que aún hoy tengamos que luchar por nuestro derecho a la educación,…y en plena pandemia!
En México, un país donde priva el despojo impuesto por la violencia, la guerra permanente contra el pueblo a manos de las fuerzas armadas con uniforme o sin él pero al servicio del capital, en donde parece que el único camino para las y los jóvenes está en el empleo precario o el crimen organizado, la lucha del MAES aparece como una trinchera urgente para la tan necesaria transformación de nuestra realidad, los invitamos a estar atentos a sus próximas movilizaciones.
Y como el MAES diría:
¡Luchamos por educación para todos!
¡Luchemos por educación para todos!
[1] Dicha denuncia se encuentra disponible en el siguiente hipervínculo: https://drive.google.com/file/d/1347-WDMLM5MxnaOJZeAd5R2erpOzuDgk/view?fbclid=IwAR2yaw_4hnBxd9MiKYLDkZMs8e_k2hX6BUbHX0_2pZrznhhIGc9o73nFwiw
[2] “I can’t believe I still have to protest this shit”