Despenalizar el aborto es uno de los objetivos más relevantes en la lucha contra el patriarcado. Construir una sociedad en la que las mujeres tengamos derecho a decidir sobre nuestro cuerpo, en la que no nos criminalicen ni nos orillen a poner en riesgo nuestra vida por interrumpir un embarazo no deseado, es fundamental para poder librar en condiciones más favorecedoras todas las demás batallas que como mujeres debemos enfrentar para librarnos del yugo que el machismo nos impone. Por eso es una excelente noticia que el pasado 25 de septiembre se ganara con 24 votos a favor la despenalización del aborto en el estado de Oaxaca, que amerita celebrar y aplaudir el esfuerzo que miles de mujeres han sostenido en la historia reciente del país.
La lucha por el derecho de cada mujer a decidir sobre su cuerpo ha ganado terreno gracias al esfuerzo colectivo, a la suma del trabajo que desde distintas trincheras las mujeres han aportado. Es cierto que son muchas las mujeres que participan sin formar parte de ninguna estructura organizativa, mujeres que por nuestra cuenta, como podemos, en marchas, mítines, encuentros o discusiones sobre el tema aportamos nuestras opiniones y nuestra presencia; platicamos con nuestros conocidos, ayudamos a las mujeres de nuestra familia, a nuestras amigas o a cualquier mujer que conozcamos. Pero también participamos varias mujeres que nos organizamos en colectivos, mujeres que militamos en organizaciones políticas, mujeres que formamos parte de alguna ONG, y que contribuimos según nuestras estrategias de lucha.
La magnitud del enemigo al que nos enfrentamos y la escala de la injusticia en la que vivimos son de proporciones tales que solo la suma de esa diversidad de esfuerzos puede permitirnos arrebatarle al sistema una victoria como la de Oaxaca. Que haya mujeres abogadas, defensoras de derechos humanos, que luchan a través de la vía institucional por legalizar el aborto no basta para conquistar la interrupción legal del embarazo si no hay contingentes de mujeres dispuestas a manifestarse por la causa. Así mismo, para que existan mujeres dispuestas a participar en este tipo de manifestaciones, es necesario el trabajo de base que realizan colectivos y organizaciones políticas cuyo trabajo cotidiano es difundir y formar el pensamiento crítico que permita la liberación de la mujer. Por otro lado, que haya mujeres que construyen autonomías, que formulan sus propias reglas y prueban a través de la autogestión que es posible construir otros mundos, es indispensable para tener un horizonte de lucha, una perspectiva que nos permita a todas imaginar un futuro en el que no sigamos perdiendo hijas, hermanas, primas, amigas, ni una sola mujer más a manos del patriarcado.
La despenalización del aborto, lejos de promover o fomentar en las mujeres la interrupción del embarazo, apela a que se permita a cada una a decidir si quiere o no ser madre. Cierto que aún quedan 30 estados de la república en los que el aborto es motivo de cárcel y muerte. Cierto que no es la única lucha que importa, que tenemos que sostener muchas otras a la par. Pero no es poca cosa que se generen condiciones para que mujeres de cualquier clase social puedan acudir a un centro de salud público y abortar sin vulnerar su integridad ni perder su libertad. Por eso consideramos que debemos festejar esta victoria, para continuar la lucha con ánimos renovados, reconociendo que somos varias y variadas, pero que solo juntas conseguiremos vencer al sistema patriarcal y capitalista.
¡Aborto libre, seguro y gratuito!
¡Ni una sola mujer muerta por aborto clandestino!