La presidenta electa Claudia Sheinbaum Pardo, la jefa de gobierno electa de la Ciudad de México Clara Brugada y el asignado como secretario de Educación Pública Mario Delgado han externado su voluntad de desaparecer el actual procedimiento de asignación al bachillerato en el Valle de México: el examen Comipems. La propuesta de la 4T es orientar a que los jóvenes egresados de secundaria ingresen a los planteles más cercanos a sus casas para que no compitan por ocupar un espacio en las escuelas más demandadas.
El mentado examen de asignación es gestionado por la Comisión Metropolitana de Instituciones Públicas de Educación Media Superior (Comipems), institución de la que obtiene su nombre y que fue conformada en 1996 por instituciones públicas de educación media superior y superior así como por autoridades educativas federales y locales. Desde su creación, la Comipems ha gestionado la asignación al bachillerato de entre 250 y 300 mil aspirantes cada año a 487 planteles educativos.
La Comipems ha sido criticada y señalada por organizaciones de estudiantes y aspirantes ya que por décadas ha funcionado como un mecanismo discriminatorio que filtra a los jóvenes según su condición socioeconómica, reservando los espacios en los bachilleratos más demandados (de la UNAM y del Politécnico, por ejemplo) a los aspirantes de familias con mayor poder adquisitivo.
En este sentido, el anuncio de intenciones de Sheinbaum Pardo parece responder a una vieja demanda estudiantil y de organizaciones de izquierda. Sin embargo, eliminar el examen de ingreso no anula las diferencias existentes entre los planteles educativos y tampoco garantiza que el nuevo mecanismo de selección (a cargo de cada institución, pero todavía desconocido) deje de incurrir en prácticas discriminatorias.
Las diferencias educativas entre las instituciones tampoco serían modificadas, ni la preferencia de los aspirantes por los bachilleratos asociados a universidades públicas ya que facilitan el acceso a la educación superior para cursar una carrera universitaria.
Es necesario aumentar el presupuesto público destinado a educación básica, media superior y superior. Así como democratizar la gestión de los recursos entre las diversas instituciones.
Es necesario también mejorar las condiciones de estudio y de trabajo en las escuelas; garantizar que en las nuevas instituciones nazca una comunidad escolar crítica, atenta a los debates científicos y culturales.
El examen Comipems es un parche que actualmente gestiona todas estas falencias. Quitarlo puede ser buen símbolo, pero el asunto es resolver los problemas de fondo que aquejan a la educación mexicana.