Las mayorías trabajadoras necesitamos más y no menos…

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Ahora que ha pasado la “fiesta electoral” y la realidad nos pone frente a lo importante, habrá que recordarnos, recordarle al gobierno en turno y al electo, a las derechas, que las mayorías en este país necesitamos más y no menos. Más y no menos democracia. Más y no menos riqueza en manos de las mayorías trabajadoras. Más y no menos participación popular. Más y no menos planificación económica y estratégica. Más y no menos soberanía popular sobre los bienes naturales. Más y no menos memoria, verdad y justicia. Más y no menos  lucha contra la corrupción. Más y no menos lucha contra la explotación. Más y no menos defensa de los bienes comunes. Más y no menos derechos. Más y no menos futuro

Para lograr esto también necesitamos cambiar el método, el modo de hacer política. La que hoy domina el mundo electoral no nos es suficiente, estorba más de lo que permite.  

Para tener más democracia hay que prepararnos en serio para los obstáculos que pondrán los oligarcas de siempre, habrá que involucrarnos en la solución de nuestros problemas, reclamar derechos ahí dónde se deba, construir nuestras alternativas ahí donde se necesite, no callarnos aunque nos pidan “confiar en el proyecto” o “no hacerle el juego a la derecha”. 

Para tener más riqueza en manos de las mayorías habrá que repartir mejor los medios de producción de esa riqueza y no sólo confiar en el “goteo”, en la “derrama”, en la «prosperidad compartida”, necesitamos que los medios por los que creamos riqueza sean de todxs y no de unos cuantos por más compartidos o benefactores  que estos sean. 

Para tener más participación popular habrá que formarnos políticamente y ubicar bien a enemigos, amigos y compañeros de viaje. No podemos limitar nuestra formación al instinto de clase, a la rabia individual, a señalar a los fifís. No podemos confundirnos:  no hay “capitalista bueno” ni con “sentido social”, por más que actúen bien en un momento dado, todo el sistema provoca que sus intereses lo pongan en nuestra contra y  no a nuestro lado, son el enemigo. 

Para tener más planificación económica habrá que hacernos de las palancas de esa planificación y aislar a las fuerzas del mercado. No podemos dejar en manos de las corporaciones nuestros derechos a la salud, la educación, la vivienda, pero tampoco áreas estratégicas como los bienes naturales, el transporte, la energía. Planificar nuestras fuerzas sociales y económicas, definir dónde y cómo queremos invertir, todo eso debemos hacerlo entre todxs, no es labor de técnicos, sino de asambleas y colectividades, estás últimas deben decidir, los primeros implementar. Y para hacerlo debemos tener las herramientas e instituciones adecuadas, las que nos permitan ejercitar el diálogo desde la base y no desde la cima, instituciones que permitan que seamos las mayorías trabajadoras quienes decidamos y definamos nuestras prioridades. 

Para tener más soberanía popular sobre nuestros bienes naturales habrá que profundizar las relaciones y alianzas con otros pueblos del continente y del mundo. Las relaciones comerciales importan pero no bastan, los discursos y simbolismos importan pero no son suficientes. El fatalismo geográfico que nos pone a la cola de los EEUU  en su guerra contra China no nos sirve, nos sirve profundizar relaciones con los pueblos del mundo, afianzar procesos de cooperación con lxs trabajadores del mundo. Más internacionalismo proletario, menos panamericanismo. 

Para tener más memoria, verdad y justicia habrá que voltear atrás, castigar a los culpables y asegurar la no repetición de las violaciones a los derechos humanos y la represión. No basta que desde el gobierno digan que ya no se reprime o se creen comisiones por la verdad, necesitamos que los archivos se abran completos, que se procesen adecuadamente los juicios, que las fiscalías y jueces hagan su labor, sobre todo necesitamos que no se aísle y ataque a las familias de las víctimas. La justicia y la verdad sólo serán posibles con la participación protagónica de quienes buscan, de quienes luchan. 

Todo queda por hacer, por hacerlo realmente. Los calendarios electorales no deberán marcarnos el ritmo, aun cuando influyan, las estrategias legislativas no deberán ser lo determinante, aun cuando importen. 

Todo lo anterior, para bien o para mal, no lo logrará Morena y la 4T, su proyecto no contempla prepararnos  y organizarnos para obtener esos «más» que necesitamos, en el mejor de los casos tiene buenas intenciones que en cuanto se topan con los intereses de los dueños del dinero, bajan la cabeza y dicen “sí sr. Slim”. En el peor de los casos su papel es asegurar la continuidad de la explotación y el despojo aunque para ello deban aminorar los costos sociales, o al menos intentarlo. Desde luego esos “más” tampoco vendrán del prianismo y la derecha, su proyecto no es más que vino viejo en copa vieja. Menos aún de quienes reclaman un imposible centro político, y  juegan de un lado o del otro según lo indiquen las encuestas  y las oportunidades de negocio.

Para obtener esos “más” debemos organizarnos desde abajo, el más mínimo paso importa y aporta, prepararnos para enfrentar las barreras que pongan los de arriba, sean legales, mediáticas, represivas o económicas. Habrá que luchar por nuestros derechos y no por colores electorales, habrá que luchar contra los que nos explotan y se roban lo que producimos, y no entre nosotros. Habrá que tejer otra forma de hacer política, una que no sólo se defina por el hoy, sino también por el mañana, una que libre los combates de nuestro tiempo para construir futuro. Una política que nos permita hablar por nosotros mismos más allá de los gobiernos de turno. Una política que construya poder popular.