Dos asuntos importantes para las y los trabajadores asalariados han ocupado en tiempos recientes espacios en medios de comunicación, el año pasado la iniciativa para reducir la jornada laboral a 40 hrs. semanales, este año la anunciada reforma presidencial para incrementar la pensión de aquellos que ganan hasta poco más de 16 mil pesos mensuales. Van algunos comentarios para comprender mejor estos dos asuntos que sin duda impactarán en la vida de millones de trabajadores formales (para la mayoría que trabajamos en la informalidad la situación es un poquito peor).
1. Toda medida que signifique mejorar nuestras condiciones materiales de vida será positiva, nadie que sepa lo que es trabajar estaría de acuerdo con los Salinas Pliego y compañía que ponen gritos en el cielo cada que parece se tomará alguna medida a favor de las mayorías. Obtener un poco más de pensión al terminar nuestra vida laboral y/o reducir un poco el tiempo que dedicamos al trabajo, son dos cuestiones que sin duda juegan a nuestro favor, o mejor dicho, podrían hacerlo.
2. La explotación laboral es el mecanismo por medio del cual los grandes patrones usan nuestra capacidad de trabajo para obtener ganancias, nos pagan un salario que apenas alcanza para vivir (en muchísimas ocasiones ni siquiera para eso, por eso debemos tener dos o tres empleos), y a cambio se quedan con todo aquello que nosotros y el conjunto de las y los trabajadores generamos. En algunos casos nos pagan un poquito más, cuando eso pasa es sólo porque les producimos a los patrones muchísimo más de lo que nos pagan, a veces pasa que quienes percibimos mejores salarios les dejamos más ganancias, somos más explotados pues, otras veces pasa que precisamente nos pagan muy poquito para ellos ganar más, todo eso va depender de que tanto han invertido en mejor tecnología y mejores procesos, etc. En países como el nuestro, muchísimos patrones se han enriquecido hasta la obscenidad, y cada año más, a partir de hacernos trabajar más tiempo, con menos salarios, menos derechos, de manera más intensa y usando sin medida los bienes naturales (exprimiendonos más plusvalía absoluta que le dicen), que ni siquiera han tenido que preocuparse por invertir en mejores tecnologías que aumenten la productividad y sus ganancias. Así están felices.
3. Cualquier reducción en el tiempo que trabajamos para los patrones, así como cualquier aumento real en el salario que recibimos, siempre que la intensidad, el esfuerzo que ponemos en nuestro trabajo se mantenga igual, serán medidas que alivien un poquito la explotación a la que nos someten, aunque ojo, no es que dejen de explotarnos, no es que dejen de ganar, sólo se trata de un mínimo alivio, pero alivio al fin. Cuando se busca que trabajemos menos o que recibamos un poco más de paga, así sea en forma de derechos sociales o pensiones, se atenta contra las cínicas ganancias que los grandes patrones obtienen cada año a costa nuestra. Están tan acostumbrados a explotarnos y enriquecerse a nuestras costillas, que cualquier reducción en eso les parece “antinatural”, una “locura”, “imposible técnica y económicamente”, “insostenible”, “autoritarismo” etc., y ponen el grito en el cielo y dicen que todo irá mal.
Esta circunstancia ha puesto en mayor evidencia la indefensión a que estamos sometidos como clase trabajadora: pérdidas de empleo, descuentos salariales unilaterales, pagos a destiempo, reducción de derechos laborales, trabajo obligado en condiciones sanitarias nada dignas desde las maquilas en el norte del país hasta el sureste del país, la imposición del teletrabajo cargando sobre los hombros de las y los trabajadores su sostenimiento en términos de equipo y gasto económico.
5. Aunque pongan el grito en el cielo lo cierto es que los patrones saben que a veces les conviene exprimirnos un poco menos, explotarnos un poquito menos, ya que así podremos “ser más productivos”, “ponernos la camiseta” y dejar de quejarnos. Al final ellos hacen el cálculo y resulta que sí, que a veces les conviene que tengamos mejores condiciones de trabajo, aunque no tanto, sólo lo necesario para que la explotación siga. Es decir, si bien sus ojos están siempre puestos en el dinero, en ganar más, también algunos, los más abusados, sus dirigentes pues, esos que pueden ver más allá de sus narices y se preocupan porque los negocios de todos los patrones sigan bien, esos tienen un ojo puesto en lo que se llama relación mando-obediencia, es decir, en que los trabajadores sigan obedeciendo, si para eso deben aflojar un poquito la explotación, lo hacen. Atender a esto último es tan importante porque les permite mantener el control político, es decir, les permite asegurar que los explotados sigamos así, obedientes aunque con algo más (no mucho) de dinero en la bolsa.
6. Entonces resulta que no sólo importa lo económico, sino también lo político. Resulta que ganar un poco más, tener algo más de pensión y trabajar un poco menos, todo eso realmente puede ser útil para nosotros, quienes vivimos de nuestro trabajo, o para ellos, quienes viven y se enriquecen gracias a que nos explotan. ¿Cómo sabremos para quien termina siendo útil, a quien termina beneficiando más? Responder esto no es sencillo pero algunos elementos a tener en cuenta deben ser los siguientes: ¿De dónde saldrá el dinero que permitirá aumentar un poco las pensiones para algunos trabajadores?, ¿a cuantos trabajadorxs beneficiará la medida?, ¿la reducción de la jornada laboral servirá para que tengamos empleos menos pesados o al contrario para que nos esforcemos más en menos tiempo? ¿servirá para que contraten a más personal y así haya menos desempleo?, si es así, ¿estos nuevos empleos serán formales y dignos o precarios y mal pagados?, etc. Pero quizá las cuestiones fundamentales son: ¿estas medidas son promesas que buscan sólo votos o vemos que sí las van a cumplir? Si se llegan a aprobar ¿serán reformas que hemos logrado con nuestro esfuerzo y lucha o son “beneficios” que decidieron los de arriba sin preguntarnos?, ¿nos permitirán organizarnos mejor, juntarnos entre nosotrxs y luchar para mejorar nuestras condiciones de vida, o aceitarán la obediencia hacia los grandes patrones y nos harán pelearnos entre los de abajo?
7. Intentando responder las preguntas anteriores debemos decir primero que la mentira que afirma que «nos robaran nuestras pensiones», es eso, una mentira, pero no hay que olvidar que el recurso extra para incrementar las pensiones de quienes ganan hasta 16 mil pesos mensuales no saldrá de los bolsillos de los grandes patrones (ya en el 2020 les dieron chance hasta 2030 para poner un poquito más en las cuotas patronales), sino de dinero público, dinero que hemos puesto en su absoluta mayoría nosotros mismos, es decir, los patrones no sólo no pondrán más sino que seguirán con el jugoso negocio de las AFORES, esas empresas privadas que lucran con lo nuestro y nos devuelven migajas mientras promueven la consigna neoliberal por excelencia: “cada quien que se rasque con sus propias uñas” mediante lo que llaman “sistema de cuentas individuales para el retiro”. Es este sistema, basado en el lucro, el que habría que cambiar, si es que hay algo de antineoliberal en el gobierno en turno.
8. Respecto a la propuesta de reducir la jornada laboral a 40 hrs semanales, vale la pena insistir que de aprobarse es probable que su implementación sea tan gradual que permita más adelante volver a ponerla en duda, y seguramente impactará sobre todo en la mitad de la población ocupada que tiene un empleo formal, los demás ya sabemos que “hay hora de entrada, pero no de salida”. Lo que es aún peor, nada indica que una reducción en la jornada laboral provoque una reducción en la intensidad de la misma, al contrario, mientras los patrones tengan la sartén por el mango, como de hecho la tienen, siempre podrán aumentar la intensidad, hacer que nos esforcemos más, que nos desgastemos más, que en cierta forma trabajemos las mismas 48 hrs en esas 40 hrs. En el mismo sentido, nada indica que la reducción de la jornada laboral vaya a promover la creación de más empleos para cubrir las horas disponibles, o que de crearse estos empleos sean con todos los derechos y bien pagados, de hecho hasta ahora la reducción en el desempleo ha sido a costa de nuestra salud y dignidad, se crean empleos precarios, mal pagados y con malas condiciones, no por nada la informalidad supera el 55% y han aumentado lxs trabajadores que ganan hasta 2 salarios mínimos, mientras se reducen los que ganan más de 3. Trabajar 40 hrs. en malas condiciones y con bajos salarios no es la solución que necesitamos.
El sindicalismo mexicano enfrenta en la actualidad dos grandes retos. El primero consiste en resistir la ofensiva de los patrones y su Estado en contra de los trabajadores y sus organizaciones de clase, [...] El segundo reto radica en la capacidad de los sindicatos ya existentes para renovar su vida interna, romper con la dinámica burocrática que se limita a la gestión cotidiana de los contratos colectivos de trabajo –donde los hay– y recuperar su carácter como instrumentos de lucha de la clase trabajadora.
9. Arriba planteamos que la valoración adecuada de los dos temas que tratamos aquí, la reforma a las pensiones y la posible reducción de la jornada laboral, pasa por preguntarnos y respondernos preguntas como esta: ¿serán reformas que nos permitirán organizarnos mejor, juntarnos entre nosotrxs y luchar para mejorar nuestras condiciones de vida, o aceitarán la obediencia hacia los grandes patrones y nos harán pelearnos entre los de abajo? Según observamos hasta ahora se tratan de reformas o mejor dicho promesas de reformas que han venido de los políticos de arriba, no han tenido el debate entre las y los trabajadores, ni se han nutrido de sus reflexiones y planteamientos, lo que es aún más grave son intentos o promesas que sin la organización y lucha de los que vivimos de nuestro trabajo están condenadas, en el mejor de los casos, a los acuerdos entre los políticos de siempre y los grandes patrones, ellos deciden y nosotros a obedecer, esa es su consigna. Esta realidad indica que de concretarse se tratará de mejoras en las condiciones de vida de millones de trabajadores que servirán para aceitar la relación de mando-obediencia y no para promover nuestra organización independiente , por ello en lugar de colocarnos en mejor situación para luchar por más y mejores derechos, nos mantendrán quietos y esperando algo mejor. La última palabra, como siempre, la tenemos abajo, lxs millones que movemos todo con nuestro trabajo.
10. La lucha por reducir la jornada laboral y acceder a mejores salarios y pensiones es necesaria, menos tiempo para el patrón y más tiempo para la vida, esa es la consigna, habrá que organizarnos y luchar por ello, de arriba sólo vendrán promesas o maquillajes que no toquen lo fundamental. ¡No más explotación, nuestra lucha es por la vida!